Hoy me he levantado con la sensación de que se acaba la primera gran etapa de mi vida. Aunque me gustaría haber estado feliz, ilusionada y contenta ante lo que me queda por vivir, no he podido evitar sentir esa tristeza y amargura que dejan todos los finales. Porque por mucho que lo digan los finales nunca son felices, o al menos a mi nunca me lo han parecido.
Mi padre me contó que no se acuerda de como fue su ultimo día, yo, por miedo a que me pasara lo mismo, he intentado recordar cada momento y cada conversación de esta última semana: los buenos y los malos, las alegrías y los agobios.
Hoy se acaba el colegio, esto es lo primero que se ha pasado por mi cabeza, y por raro que parezca, de pronto he sido consciente de todo lo que implicaba como si nunca antes lo hubiera pensado. Ya nunca más me pondré mi uniforme con mi falda escocesa roja, mi polo blanco con el escudo de Nelva y mi jersey verde; no va a haber más idas y venidas del colegio, andando en coche o en autobús; no voy a tener más clases ni más exámenes; no voy a volver a pasear por el recreo, ni a bañarme en la piscina, no pasare cada mañana por el oratorio, ni me quedaré a comer en el comedor; no volveré a ir a secretaria a pedir las mil tonterías que se nos ocurren; no veré cada mañana a las que han sido mis compañeras y profesoras durante muchos años; y sobre todo no va a haber más recreos hablando con mis amigas ni más peleas entre nosotras, ya no tendremos la oportunidad de meter la pata y arreglarlo al día siguiente porque no nos veremos todos los días.
Sin embargo, lo peor de todo es saber que por más que yo quiera cambiarlo ya nunca voy a poder decir que voy al cole. Lo que viene ahora es sin duda maravilloso, pero de momento es también desconocido, y un gran paso que supone dejar atrás nuestra niñez. Lo único que puedo hacer después de más de dieciséis años es agradecerle a mis padres y a mi colegio haber pasado estos años siendo tan feliz, y despedirme muy a mi pesar de todo esto, porque ya no voy a poder ser una alumna orgullosa de Nelva.
muy bonito,muy cierto y no se puede decir que no has superado esta etapa con matricula de honor y como siempre te digo ES UN PRIVILEGIO SER TU MAMA.
ResponderEliminarSí hay finales felices. Recuerda: al final, todo acabará bien; y si no acaba bien, es que aún no es el final
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